A finales de 2019 surgía una amenaza de grandes proporciones que cambiaría la vida en todo el mundo. Algunos meses después, en marzo 2020, el Director General de la OMS Tedros Ghebreyesus aseguró estar preocupado por los niveles alarmantes de propagación del virus calificándolo de una pandemia global.
Desde ese momento, el COVID-19 ha cobrado muchas vidas y provocado enormes perturbaciones en las familias, sociedades y economías de todo el mundo. Pero, también, desencadenó la respuesta más rápida y de mayor alcance a una emergencia sanitaria mundial en la historia de la humanidad.
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Distintas organizaciones del mundo en medio de grandes discusiones sobre las acciones en el marco de la emergencia sanitaria, mostraron su preocupación por la atención de las personas en situación de discapacidad ante la propagación del virus. Human Rights Watch manifestó a inicios del 2020 que las personas con discapacidad están entre las más marginadas y estigmatizadas del mundo, incluso en circunstancias normales, y que si los gobiernos no tomaban medidas rápidas para incluir a las personas con discapacidad en su respuesta al COVID-19, seguirían expuestas a graves riesgos de contagio y muerte a medida que la pandemia se propagaba.
En una pandemia que evolucionó rápidamente, la información era esencial para que las personas tomarán decisiones sobre cómo protegerse y cómo acceder a necesidades y servicios durante la cuarentena y el aislamiento voluntario. Los gobiernos en todos los niveles debían informar sobre la enfermedad, los métodos de prevención y servicios en forma precisa, inclusiva, accesible y oportuna. Para asegurar que las personas con discapacidad no quedasen sin acceso a información clave para salvar su vida, las estrategias de comunicación debían incluir interpretación profesional con lenguaje de señas para los anuncios de televisión, sitios web accesibles para personas con diferentes discapacidades, entre otras cosas.
En Chile, los niños con discapacidad siguen enfrentando obstáculos para acceder a una educación inclusiva y de calidad en medio de la pandemia. A medida que el Gobierno dictaba medidas de cierre de escuelas, muchas implementaron la instrucción en línea, pero gran parte de los niños con diferentes discapacidades quedaron excluidos de la educación, ya que aún no se diseñan estrategias de un modo accesible para ellos.
En cuanto al aspecto laboral, es un hecho que un porcentaje bajo de esta población tiene acceso a empleos formales a pesar de los esfuerzos públicos y privados, los cuales se han visto afectados, ya sea porque sus empleadores se han acogido a la Ley de Protección al empleo, generando una disminución de sus ingresos, o bien, porque no tienen la tecnología adecuada para realizar teletrabajo.
La Fundación Luz ha señalado que las personas con discapacidad visual, con empleos informales, como los vendedores ambulantes, cantantes callejeros, entre otros, que se han visto más afectados, ya que han perdido el 100% de sus ingresos. Esta disminución, sumado el costo de sus tratamientos producto de la discapacidad, afecta enormemente la capacidad de recuperación económica a corto, mediano y largo plazo, aumentando la probabilidad de caer bajo la línea de la pobreza.
Las últimas cifras del Senadis-INE señalan unas 2.836.818 personas viviendo con algún tipo de discapacidad en Chile, es decir aproximadamente un 16,7% de la población, no es menor decir en consecuencia que es un grupo importante en la sociedad chilena. Y por ello dentro de la Mesa Social COVID-19 se alzaron voces para atender las necesidades de las personas con discapacidad. Uno de sus resultados fue la creación de los lineamientos éticos para la atención de pacientes en situación de pandemia, documento que cumple las expectativas de atención igualitaria, incluyendo y garantizando el acceso a estas personas.
Por otra parte, las personas con discapacidad que requieran una residencia sanitaria podrán ingresar con su cuidador en caso de necesitarlo, el cual deberá cumplir los mismos días de cuarentena, debido a que es considerado contacto estrecho, y en caso de no contar con cuidador, el Senadis proporciona un cuidador para acompañar a la persona durante la cuarentena. El ingreso de las personas con discapacidad a las residencias se gestiona entre el Senadis y la Unidad de Gestión Centralizada de Residencias Sanitarias (UGCR) del Ministerio de Salud, quienes hacen las gestiones para asegurar el cupo en las residencias sanitarias del país. La UGCR junto a SENADIS se encargan también de la movilización de la persona hasta la residencia y hacia su domicilio cuando sea dada de alta.
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La lucha está muy lejos de terminar aún, aunque hay grandes avances como el desarrollo de las vacunas, cuyo acceso es limitado - y en medio de un rebrote - parece que debemos vivir con el virus acechándonos un tiempo que nadie puede calcular. El sector privado en un auge tecnológico sin precedentes, ha puesto el mejor esfuerzo para brindar productos y servicios de vanguardia que permitan atender la emergencia sanitaria. Así es el caso de Fracttal, que día a día mediante IoT, IA y soluciones en la nube ayuda a cientos de empresas del sector salud y otros rubros en Latinoamérica, a seguir gestionando sus activos durante la pandemia.
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