Qué KPIs de mantenimiento deberías priorizar (y cuáles puedes dejar atrás)

”Escuchar la versión de audio”
5:10

En un entorno industrial cada vez más orientado a la eficiencia y la sostenibilidad, la gestión del mantenimiento ha evolucionado de forma significativa. Ya no basta con intervenir cuando algo se rompe, ni con reportar un listado interminable de métricas que, en la práctica, no cambian nada. La transformación digital del mantenimiento ha traído consigo un cambio de mentalidad: no se trata de medir más, sino de medir mejor.

Muchas empresas siguen utilizando cuadros de mando heredados, llenos de indicadores que parecen útiles pero que, en realidad, aportan poco valor estratégico. Peor aún: desvían la atención de lo que realmente importa. Por eso, una de las claves para evolucionar hacia un modelo de mantenimiento más eficaz, más conectado con el negocio y más sostenible, es revisar en profundidad qué estamos midiendo, por qué lo estamos midiendo y para qué.

En este artículo vamos a analizar cuáles son los indicadores que sí marcan la diferencia y cuáles puedes —y probablemente deberías— dejar atrás.

El problema de medir por costumbre

Durante años, los departamentos de mantenimiento han recopilado grandes cantidades de datos operativos: número de órdenes de trabajo, horas hombre invertidas, tipos de intervención realizadas, etc. Estos datos son valiosos, sí, pero sólo si están alineados con una visión clara de eficiencia, disponibilidad y coste total de operación.

El error habitual es confundir volumen con utilidad.

Cuantos más KPIs tengamos, mejor parece que gestionamos… pero eso rara vez se traduce en mejores decisiones. Es más: muchas veces, un exceso de métricas genera confusión, burocracia y pérdida de foco.

Por eso, el primer paso para evolucionar es entender qué queremos lograr con nuestra estrategia de mantenimiento, y alinear nuestras métricas a esos objetivos: reducir paradas, extender la vida útil de los activos, optimizar recursos y mejorar la disponibilidad.

Los indicadores que sí importan

Hay ciertos indicadores que, más allá de modas o tecnologías, siguen siendo fundamentales para entender el estado real de tu mantenimiento y su impacto en el negocio.

Uno de ellos es el MTTR (Mean Time to Repair), o tiempo medio de reparación. Este KPI no sólo permite evaluar la agilidad del equipo técnico, sino que también muestra la capacidad del sistema para recuperarse tras una avería. Reducir el MTTR tiene un efecto directo sobre la disponibilidad de los activos y, por tanto, sobre la productividad.

Igualmente relevante es el MTBF (Mean Time Between Failures), o tiempo medio entre fallos. Este indicador mide la fiabilidad de los equipos y la eficacia del mantenimiento preventivo. Un MTBF en aumento es una señal clara de que se están tomando las decisiones correctas.

Otro indicador clave es el porcentaje de cumplimiento del plan de mantenimiento. No basta con tener un plan: hay que ejecutarlo, y hacerlo a tiempo. Este KPI refleja el grado de madurez organizativa del área de mantenimiento, así como su disciplina operativa.

A esto debemos añadir métricas que vinculen directamente el mantenimiento con la disponibilidad de los equipos. El índice de disponibilidad técnica, por ejemplo, mide el porcentaje de tiempo que un equipo ha estado disponible para operar frente al tiempo total planificado. Su relación con el OEE (Overall Equipment Effectiveness) es directa, y su impacto en producción, evidente.

Por último, no podemos dejar de lado el coste total de mantenimiento por activo, una métrica cada vez más utilizada por equipos financieros y direcciones industriales para evaluar la rentabilidad de mantener un equipo frente a reemplazarlo. Este indicador conecta directamente la gestión técnica con el lenguaje financiero, y permite tomar decisiones de inversión más inteligentes.

Los indicadores que puedes dejar atrás

Así como hay métricas que siguen siendo fundamentales, también hay otras que han perdido relevancia o deben interpretarse con cautela. No porque sean incorrectas, sino porque su valor aislado es muy limitado.

Un ejemplo clásico es el número total de órdenes de trabajo ejecutadas. Puede parecer que muchas intervenciones son señal de eficiencia, pero también pueden indicar desorganización, falta de planificación o exceso de correctivos.

Otro indicador engañoso es el porcentaje de mantenimiento correctivo vs preventivo. Aunque a menudo se presenta como un KPI de madurez, no siempre refleja la realidad. Una empresa puede tener un 80% de preventivos en papel, pero si estos no se cumplen correctamente o si no están bien diseñados, el resultado será igualmente pobre.

También es cuestionable el uso del número de horas hombre empleadas como indicador principal. Esta métrica puede servir para estimaciones presupuestarias o cargas de trabajo, pero no dice nada sobre el impacto real de las intervenciones ni sobre su calidad.

Y, por último, están los indicadores que se miden por obligación o tradición, como el número de inspecciones realizadas, mantenimientos por tipo o repuestos utilizados. Su valor es logístico o administrativo, pero no debería ocupar el centro del panel de control.

Cómo rediseñar tu sistema de indicadores

Una vez identificados los indicadores clave, el siguiente paso es rediseñar el sistema de métricas. Esto implica simplificar, enfocar y automatizar.

Simplificar significa reducir el número de indicadores a aquellos que realmente ayudan a tomar decisiones. No se trata de eliminar datos, sino de priorizar lo que aporta información accionable.

Enfocar supone alinear los KPIs con los objetivos de la organización. Si la prioridad es aumentar la disponibilidad de la planta, los indicadores deben reflejarlo. Si el foco está en reducir costes, las métricas deben conectar mantenimiento con rentabilidad.

Automatizar implica dejar de depender de hojas de cálculo manuales. Herramientas como Fracttal One permiten integrar los datos directamente desde las operaciones, generar reportes dinámicos y detectar patrones a lo largo del tiempo. Esto no sólo ahorra tiempo, sino que mejora la calidad del análisis.

Medir menos, pero medir mejor

En la gestión del mantenimiento, tener muchos indicadores no es sinónimo de tener control. Lo que marca la diferencia es tener los adecuados, interpretarlos con criterio y usarlos para mejorar.

Los equipos más eficientes no son los que más reportan, sino los que toman decisiones basadas en métricas relevantes, conectadas con los objetivos reales del negocio.

Es momento de revisar tu panel de control y preguntarte: ¿lo que estoy midiendo me ayuda a mejorar? Si la respuesta no es un sí rotundo, es hora de redefinir tu enfoque.

Fracttal para empresas industriales

Donde otros fallan, tú sigues produciendo

Fracttal te da el control total de tus operaciones: evita interrupciones, optimiza recursos y protege al equipo que mantiene tu planta en marcha.