El área de alberca es, para muchos huéspedes, uno de los espacios más valorados dentro de un hotel. Pero detrás de cada piscina limpia y cristalina hay un equipo técnico que debe aplicar criterios precisos, conocimientos específicos y una rutina de mantenimiento constante para garantizar no solo la estética, sino la seguridad, la salubridad de toda la instalación.
Desde los parámetros químicos del agua hasta la revisión de bombas, filtros, desinfectantes automáticos y elementos de seguridad, este contenido proporciona un marco útil para organizar tareas diarias, semanales y mensuales.
Si lo que buscas es una alberca impecable, segura y funcional, los 365 días del año, esta guía te servirá como referencia esencial.
La importancia del mantenimiento en albercas
Un mantenimiento adecuado asegura un ambiente de natación seguro y saludable. Una alberca mal cuidada puede ser foco de enfermedades acuáticas (gastrointestinales, dérmicas, otitis, etc.) si el agua no está correctamente desinfectada.
La desinfección con cloro junto con un pH equilibrado son la primera línea de defensa contra microbios y patógenos peligrosos. De hecho, a niveles recomendados de cloro, la mayoría de los gérmenes se eliminan en minutos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que mantener una concentración de cloro libre de al menos 0,5 mg/L con pH menor de 8.0 puede inactivar virus peligrosos en el agua de la piscina. Por ello, respetar los parámetros de desinfección es crítico para prevenir brotes de enfermedades en albercas de uso público.
Un programa riguroso de mantenimiento protege la salud de los bañistas, evita reparaciones costosas a largo plazo y mantiene la satisfacción de los huéspedes, quienes esperan disfrutar de albercas limpias y cristalinas.
Parámetros clave del agua
El balance químico del agua de la alberca debe revisarse regularmente para asegurar condiciones seguras y cómodas para los usuarios. Los parámetros principales a controlar son:
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Cloro libre: Es el desinfectante primordial. Se recomienda mantener una concentración en torno a 1–3 ppm (partes por millón) de cloro libre para garantizar la eliminación de bacterias, virus y algas. Niveles adecuados de cloro previenen la mayoría de las infecciones acuáticas y mantienen el agua saludable. En albercas muy concurridas (típico en hoteles), se debe verificar el cloro al menos dos veces al día y ajustarlo si es necesario.
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pH: Debe mantenerse entre 7.2 y 7.8 para un agua balanceada. Un pH en este rango optimiza la eficacia del cloro (un pH alto reduce el poder desinfectante y un pH demasiado bajo lo aumenta, pero puede corroer el equipo). Mantener el pH estable evita irritaciones en la piel y ojos de los bañistas y protege los componentes metálicos de la alberca, de la corrosión o del depósito de incrustaciones calcáreas.
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Alcalinidad total: Debe oscilar entre 80 y 120 ppm. La alcalinidad actúa como un buffer que estabiliza el pH; si está fuera de rango, el pH del agua fluctuará fácilmente. Un nivel de alcalinidad adecuado ayuda a que las correcciones de pH sean más duraderas y protege el recubrimiento de la alberca contra cambios bruscos de acidez.
Dispositivos a mantener en una alberca
Una alberca está compuesta de diferentes sistemas que requieren revisiones periódicas y un mantenimiento riguroso para evitar dañar la experiencia de uso de los huéspedes. A continuación, se detallan los principales elementos que deben ser atendidos por el personal técnico.
Sistema de filtración (bomba y filtro)
La filtración es esencial para mantener el agua limpia y distribuir correctamente los productos químicos. La bomba debe funcionar al menos 8 horas al día, sin ruidos ni fugas. Adicionalmente, el filtro debe mantenerse limpio.
Por otra parte, se debe:
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Revisar el manómetro. Si sube la presión, realizar retrolavado (en filtros de arena) o limpiar el cartucho.
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Limpiar el filtro semanalmente como mínimo.
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Limpiar los skimmers cada día o día por medio.
Una buena filtración evita el esfuerzo innecesario del equipo y mantiene el agua cristalina.
Dosificadores y sistemas de desinfección automática
Los sistemas o dosificadores automáticos deben mantenerse calibrados y limpios para asegurar una desinfección constante y precisa.
En cloradores salinos, revisar y limpiar las celdas si hay incrustaciones. En bombas dosificadoras, calibrar sensores de pH y ORP regularmente. Ya en sistemas UV, controlar las horas de uso de las lámparas y reemplazarlas según el fabricante.
Un sistema bien mantenido reduce la necesidad de intervenciones manuales y mantiene el equilibrio químico de forma continua.
Herramientas y limpieza manual de la alberca
La limpieza física previene algas y sedimentos; las herramientas deben estar operativas y en buen estado.
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Usar redes diariamente para retirar residuos flotantes.
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Cepillar paredes, escaleras y línea de flotación con frecuencia.
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Aspirar el fondo con limpiadores manuales o automáticos.
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Limpiar y revisar las herramientas después de cada uso (verificar mangueras y cepillos).
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Nivel del agua: Debe estar a la mitad del skimmer.
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Muy bajo → la bomba puede succionar aire y dañarse.
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Muy alto → los skimmers no funcionan correctamente.
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Ajustar el nivel según necesidad, sobre todo tras lluvias o evaporación.
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Checklist de mantenimiento para albercas en hoteles
El mantenimiento adecuado de las albercas en hoteles es clave para asegurar la seguridad, higiene y comodidad de los huéspedes. La mejor manera de llevar un control ordenado y eficiente de estas tareas es mediante un checklist claro y bien estructurado.
A continuación te compartimos un checklist de mantenimiento que abarca las tareas diarias, semanales y mensuales, para facilitar su implementación por parte del personal técnico.
Tareas diarias
Cada día es necesario realizar acciones básicas para mantener la calidad del agua y asegurar que la alberca esté en condiciones óptimas:
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Medir cloro libre y pH (mañana y tarde); ajustar si es necesario.
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Retirar hojas, insectos y residuos flotantes con red.
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Vaciar canastillas de skimmers.
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Confirmar que la bomba esté operativa (mínimo 8 horas).
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Verificar inyectores de retorno y circulación del agua.
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Revisar la presión del filtro (manómetro) y observar fugas o ruidos anormales.
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Registrar valores de cloro, pH y cualquier incidente en bitácora.
Estas tareas diarias evitan problemas mayores y garantizan la seguridad inmediata de los bañistas.
Tareas semanales
Cada semana se deben realizar tareas más detalladas para mantener la calidad del agua y la seguridad estructural de la alberca:
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Análisis completo del agua (alcalinidad, dureza, estabilizador).
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Cepillar paredes y fondo de la alberca.
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Aspirar fondo minuciosamente.
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Limpieza del filtro (retrolavado o lavado de cartuchos).
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Limpieza profunda de skimmers y trampa de bomba.
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Aplicar algicida preventivo o clarificador si es necesario.
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Realizar tratamiento de choque (supercloración) en caso necesario.
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Inspección de seguridad (rejillas, escaleras, barandas, equipo de rescate).
Estas tareas semanales permiten mantener una alberca limpia, segura y en condiciones ideales para el uso frecuente por parte de los huéspedes.
Tareas mensuales (o periódicas)
Mensualmente o según corresponda, es necesario realizar inspecciones técnicas más profundas y tareas preventivas específicas para garantizar la integridad del equipo y la infraestructura:
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Calibrar sensores automáticos de ORP/pH.
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Inspeccionar y limpiar células en cloradores salinos.
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Revisar infraestructura general (bombas, juntas, tuberías, iluminación).
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Lubricar sellos y juntas, apretar pernos y uniones flojas.
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Revisar material filtrante (reemplazar según desgaste).
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Renovar parcialmente agua según acumulación de sólidos disueltos (5-10%).
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Auditar registros y aplicar mejoras o capacitaciones al personal.
Estas acciones mensuales aseguran que la alberca mantenga su desempeño óptimo a largo plazo, reduciendo costos de reparación y prolongando la vida útil del equipamiento.
Implementar este checklist en tu rutina de mantenimiento de albercas contribuirá significativamente a la satisfacción de los huéspedes y al cumplimiento de las normativas sanitarias.