Buenas prácticas para implementar el Mantenimiento Basado en Condición
Dicho lo anterior, si su implementación en la empresa es deseable, habría que considerar algunas prácticas recomendadas, debatidas ampliamente y comprobadas en congresos y conferencias de gerentes de mantenimiento. La primera, consiste en definir los objetivos e indicadores clave de rendimiento (los KPI) del CBM, así como los criterios para determinar cuándo y cómo intervenir en cada uno de los activos previstos.
Luego, y casi a la par de la primera, habría que seleccionar los equipos o activos críticos para aplicar el CBM, teniendo en cuenta su impacto en la producción y seguridad. También su impacto en el medio ambiente, pues es cada vez más necesario entender que la gestión del mantenimiento y la sostenibilidad están estrechamente relacionadas.
Una vez elegidas las tecnologías adecuadas para medir y transmitir los datos sobre la condición o el rendimiento de los activos, hay que integrarlos. Como es de suponer, los datos provendrán de diferentes fuentes y sistemas, y habría que centralizar toda esta información en una plataforma única que facilite su análisis e interpretación. Desde luego, Fracttal, sería una solución más que ideal para estos propósitos, pues fue concebida y validada exactamente para dicha finalidad.
El resto consistiría en definir los parámetros críticos de los activos y establecer los umbrales de alarma o notificaciones para cada uno. Inmediatamente se notará la reducción de costes de mantenimiento al evitar reparaciones innecesarias o excesivas, así como también el aumento de la disponibilidad y fiabilidad de los activos al prevenir las paradas no planificadas o, si es el caso, las pérdidas de producción. Al mismo tiempo, irá mejorando la seguridad de los trabajadores al minimizar los riesgos de accidentes o defectos.
Desde el punto de vista de la empresa que implementa el Mantenimiento Basado en Condición, se dice que es una estrategia que defiende los intereses del propietario de la instalación. Sucede que con los mantenimientos preventivo y predictivo, son los fabricantes y proveedores de servicios los que comparten el beneficio de mantener el sistema, aún y cuando no fuere necesario hacerlo.
En contraste, parte del sentido común el atender los activos sólo cuando den indicios de falla, situación que puede determinarse incluso en pleno proceso de mantenimiento correctivo, cuando el técnico se percata de que lo que está reparando necesita algunos trabajos adicionales preventivos. Sólo en esos casos es que se mantienen los equipos y/o sistemas, optimizando al máximo los costes asociados a este rubro.
En este sentido, el CBM no tiene nada de novedoso: se ha venido aplicando desde 1950. Lo que sí es novedoso son las formas a través de las cuales los datos se transmiten en tiempo real. Desde la inspección de rutina a través de los sentidos, hasta los sensores IoT combinados con una plataforma CMMS/GMAO y modelos de mantenimiento predictivo.
Por eso, hay cuatro tipos de técnicas para aterrizar el CBM a las operaciones de la empresa, complementando lo que se ha hecho desde hace muchos años con algunas aproximaciones más recientes:
- Inspecciones realizadas por operadores.
- Inspecciones realizadas por mantenimiento.
- Inspecciones realizadas offline (como analizadores de vibraciones, cámaras termográficas, analizadores de aceite, etc.).
- Análisis de datos de las inspecciones, a partir de la instrumentación y sensores montados en los equipos.
Todo lo explicado hasta ahora puede considerarse una introducción a la norma ISO 17359, la cual presenta un procedimiento general recomendado para implementar un programa de Mantenimiento Basado en Condición.
En la normativa, sin embargo, después del listado de máquinas, se recomienda realizar un análisis de criticidad (en donde habría que incluir todos aquellos activos que tiene impacto en la producción, riesgo, costes, así como también impacto ambiental) y un análisis de modos de falla y efectos, justo antes de determinar cuáles son los parámetros que se monitorizarán. Por lo demás, se determina la frecuencia de monitoreo y se recolectan los datos.
Si durante los análisis de criticidad y análisis de modos y efectos es posible determinar la causa de la falla, el impacto del CBM será profundo y muy significativo. Realmente esta sería la forma más ideal de aplicarlo.
Además, cabe agregar que la norma ISO 17359 recomienda verificar la efectividad de las acciones tomadas para regresar el activo a sus condiciones normales de operación. En términos cuantitativos, saber cuántas veces una máquina o activo aparece en condiciones normales de operación de manera consecutiva. Todo ello se refleja, al final, en el aumento de la confiabilidad y disponibilidad, en la disminución del número de reparaciones, disminución de número de repuestos extraídos del inventario o comprados, entre otras variables. Con un análisis costo-beneficio es posible confirmar la asertividad de la estrategia implementada.
Se podría pensar que la implementación de una filosofía de Mantenimiento Basado en Condición precisa de mucho más personal que la necesaria para los tipos clásicos de mantenimiento. Sin embargo, en realidad sólo ocupa la misma cantidad de personas, incluso menos. Lo que sí es cierto, es que las especialidades del equipo técnico tendrán que ser pensadas más razonablemente, de modo que las mismas sean más polivalentes o polifuncionales.
Un mismo técnico tendrá que ser capaz de realizar varias tareas, sobre todo en empresas o departamentos de mantenimiento relativamente pequeños. En todo caso, se necesita al menos una persona que se dedique a las funciones de ingeniería, una o varias personas que realicen los diagnósticos, así como una o varias personas que ejecuten las tareas operativas de mantenimiento.
El diagnóstico y pronóstico son las actividades que requieren particular especialización y profesionalización dentro de los miembros del equipo. Son necesarios técnicos que sean capaces de usar cada una de las tecnologías de monitoreo, y de identificar e interpretar correctamente los datos. Al respecto, la norma ISO 18436 establece los requisitos de certificación para vibraciones, ultrasonido, termografía, tribología y lubricación.