El porcentaje ideal de mantenimiento preventivo en hoteles es de un 80%, por lo que el 20% restante es el que no está planificado. Este porcentaje es aproximado, pero se aconseja que se llegue a esos niveles.
Tipos de mantenimiento preventivo en un hotel
Se pueden identificar dos tipos de mantenimiento hotelero: el mantenimiento preventivo y el mantenimiento reactivo.
El mantenimiento preventivo en un hotel es aquel que se realiza en los activos que se encuentran en funcionamiento, por lo que se trata de comprobar que se pueden utilizar sin problemas.
Hay tres categorías de mantenimiento preventivo:
- Temporal: en este caso las medidas de mantenimiento vienen marcadas por los periodos en los que se realiza. Se determina un tiempo para ejecutar los diferentes procesos, estos intervalos temporales están marcados en el plan de mantenimiento preventivo. Es importante que se cumplan los plazos: semanal, mensual, trimestral, anual, etc.
- Usabilidad: este tipo de mantenimiento preventivo está determinado por la frecuencia en la que se utilizan los recursos del hotel. Cuanto más uso tenga un activo, mayores son las posibilidades de que este se estropee, se deteriore o comience a fallar. Aquellos elementos que se usan cotidianamente son los que deben ser revisados con mayor asiduidad.
- Estado: se debe observar las condiciones en las que se encuentran los equipos para determinar su estado. En el caso de que tengan señales de que no se conservan en buen estado hay que realizar algún tipo de acción de mantenimiento.
El mantenimiento reactivo es el que se lleva a cabo cuando los equipos se encuentran al final de su vida útil, por lo que si algún aparato deja de funcionar o se estropea, se tomarán las medidas de mantenimiento necesarias.
Este tipo de mantenimiento tiene un menor coste, pero no es funcional para un cuidado prolongado de los equipos.
¿A qué activos de un hotel se aplica el mantenimiento preventivo?
Hay varios activos importantes a los que prestar atención para cumplir un mantenimiento preventivo en hotelería y todas ellas son muy importantes, por lo que no deben pasarse por alto si se quiere llevar a cabo una buena gestión hotelera.
- Normativa alimentaria: es aquella que se encarga de que se cumplan los estándares con respecto a la alimentación. Esta normativa se ocupa de que se tenga las condiciones higiénicas imprescindibles, los productos estén libres de productos químicos y la calidad de la comida esté al nivel esperado por los huéspedes.
- Condiciones de la habitación: Las habitaciones son las estancias más importantes en cualquier hotel, ya que es el lugar donde más tiempo pasan los clientes. Por esta razón es necesario prestar mucha atención a la comodidad del colchón, el estado del baño, la iluminación, el aislamiento acústico, el mobiliario y otros factores.
- Higiene: todos los espacios deben mantener la máxima higiene, pero sobre todo hay que vigilar que el baño y la ropa de cama estén siempre impolutos. Cualquier fallo en este aspecto puede ser crucial para la reputación del alojamiento.
- Atención al cliente: el trato con los huéspedes debe ser exquisito, ya que suele marcar la diferencia y ser un punto fundamental para fidelizar a los huéspedes. Un servicio al cliente excelente es prioritario, por lo que tanto en recepción como por teléfono se debe cuidar hasta el mínimo detalle.
- Aire acondicionado y calefacción: es uno de los elementos que suele dar más problemas y de los que más se quejan los huéspedes. Si se quiere evitar una reclamación es conveniente que se controle la temperatura, se limpien los equipos regularmente para evitar olores y la proliferación de bacterias.
- Iluminación: una iluminación defectuosa puede devaluar la imagen de las instalaciones, es necesario usar bombillas de buena calidad y larga duración. Además de que proporcionen una luz cálida.
- Cocina: esta zona es especialmente peligrosa, ya que si los equipos no se encuentran en buen estado puede suponer un peligro tanto para los empleados como para los huéspedes. Se debe atender a que cumplan con la normativa ISO y estar muy atentos a cualquier fallo de los equipos.
Otros aspectos a tener en cuenta son la accesibilidad, la seguridad y otros servicios que aunque parezcan menos importantes forman también parte de la imagen que da el hotel.
Beneficios de aplicar un mantenimiento preventivo en hoteles
Uno de los factores que garantiza el buen funcionamiento de un hotel es su mantenimiento, por lo que poder llevar a cabo un cronograma de mantenimiento preventivo aporta un gran número de ventajas que repercuten en la calidad del servicio ofrecido.
Esta tarea es imprescindible en cualquier tipo de hotel, por lo que se le debe dar prioridad a la hora de ejecutarlo y debe ser uno de los objetivos más importantes de la gestión hotelera.
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