Dubái, EAU. Esta sofocante y deslumbrante ciudad en el golfo Pérsico es famosa por sus aguas resplandecientes, sus dunas de arena onduladas y, por supuesto, su horizonte incomparable en ningún otro lugar del mundo.
En lo que se refiere a los rascacielos, la joya de la corona de Dubái es, sin duda, el Burj Khalifa, que se convirtió en el edificio y la estructura más altos del mundo cuando se terminó en 2009, superando al Taipéi 101 de Taiwán. Con una altura total de 829,8 m (2 722 pies o poco más de media milla), el Burj Khalifa es una hazaña de ingeniería que se completó en sólo cinco años.
Sin embargo, la historia del Burj no termina aquí. Sigue leyendo para descubrir cómo se mantiene este extraordinario edificio en el día a día. Puede aprenderse mucho de las operaciones necesarias para mantener un edificio tan único y desafiante.
Pero primero, un poco más de historia...
La historia del Burj Khalifa está íntimamente ligada a un proyecto de desarrollo previsto para transformar el centro de la ciudad de Dubái. Este incluyó el desarrollo de instalaciones como el lago Burj Khalifa y el centro comercial Dubai Mall.
Proyectos como estos tenían el objetivo de atraer reconocimiento internacional e inversiones para que Dubái dejase de basar su economía en el petróleo y empezara a hacerlo en el sector de servicios y turismo. Actualmente, el Burj Khalifa es un símbolo del éxito de este proyecto y representa la identidad que la ciudad ha cultivado como lugar de diversión para ricos y famosos.
El nombre del edificio es en honor del presidente de los EAU de la época. Esta infraestructura fue diseñada por un equipo liderado por Adrian Smith de la firma de ingeniería Skidmore, Owings & Merrill, quien fue responsable de la construcción del Sears Tower en Chicago, uno de los edificios más altos del mundo en el pasado. Su diseño se inspira en la arquitectura islámica de la región (por ejemplo, la Gran mezquita de Samarra, que fue una vez la más grande del mundo) y su diseño del suelo en forma de Y se basa en el Tower Palace III de Seúl, que mejora el espacio para hoteles y apartamentos residenciales.
Este innovador diseño se complementó con un interesante uso de materiales:
Todos los rascacielos requieren un inmenso esfuerzo de ingeniería para llevar a cabo su construcción. Pero no olvidemos que la vida en un rascacielos no termina cuando se terminan las obras...
Quizás pasa desapercibida la gran cantidad de trabajo que se necesita para mantener un edificio como este. Una vez terminado, el edificio no es diferente a un organismo vivo, ya que requiere de constante cuidado y mantenimiento para continuar funcionando eficazmente. Además, el edificio más alto del mundo tiene complicaciones especiales...
4 meses, 36 sistemas de rappel y 18 cubos a medida
Esto es lo que se necesita, por ejemplo, para limpiar la fachada del edificio más alto del mundo. Y la limpieza de las ventanas es solo un ejemplo del inmenso desafío que supone mantener el Burj Khalifa funcional e inmaculado.
Con más de 800 apartamentos y más de 37 pisos de oficinas, un equipo dedicado tiene que supervisar y controlar instalaciones como ascensores, sistemas de aire acondicionado y la subestación eléctrica más alta del mundo en un edificio que consume más de 160 000 kWh al día. Además, la dirección tiene la no tan agradable tarea de eliminar los deshechos del edificio, haciendo uso de un sistema de tolvas de residuos con 1 300 m de largo, por las que baja la basura a unos 194 km/h y compactando antes de enviarla a los vertederos.
En su planificación inicial, el Burj Khalifa estaba destinado a ser completamente residencial. Sin embargo, ahora alberga muchas otras instalaciones que incluyen:
57 ascensores y 8 escaleras mecánicas que ayudan a los residentes y visitantes a moverse dentro del edificio, con una velocidad de hasta 10 m/s y una capacidad máxima de 12 a 14 personas. En el exterior se encuentra la fuente Dubái, la fuente coreografiada más grande del mundo. Todas estas instalaciones proporcionan una gran variedad de desafíos para los profesionales encargados de mantener el Burj Khalifa en funcionamiento.
Además de los retos tecnológicos que conllevan un edificio como el Burj Khalifa, sus profesionales de mantenimiento también deben garantizar niveles de calidad extremadamente altos de acuerdo con su imagen de lujo. Evidentemente, el rascacielos es el hogar de muchas personas y da la bienvenida a los huéspedes de hoteles y restaurantes que esperan un servicio de alta calidad.
El equipo dirigido por Bashar Kassab, el director senior de la Administración de instalaciones, trabaja las 24 horas del día para proporcionar un servicio constante a los visitantes y residentes permanentes del Burj Khalifa. Desde un escritorio central, el equipo de Kassab coordina la gestión del edificio, vigilando cosas como el sistema de aire acondicionado, la fontanería y el uso de energía.
Esta es una tarea enorme con una amplia gama de actividades de mantenimiento que deben ser coordinadas. Por ejemplo, si solo echamos un vistazo a un aspecto como la limpieza, podemos ver que:
El equipo de Kassab tiene que gestionar y coordinar a todos estos trabajadores desde una estación de trabajo centralizada. No solo está en juego la limpieza del edificio, sino que también deben controlarse y gestionarse aspectos como el balanceo del edificio provocado por el viento.
El tamaño y la escala de un proyecto como el Burj Khalifa proporciona información valiosa para cualquier persona interesada en el mantenimiento de edificios, especialmente de rascacielos.
Hay tres conclusiones principales que deben tenerse en cuenta sobre el mantenimiento y la gestión de activos del Burj Khalifa:
Después de echar un vistazo detrás del escenario del edificio más alto del mundo, es evidente que mantenerlo diariamente es una tarea difícil. ¡Aprende de las enseñanzas del equipo del Burj Khalifa y mejora el mantenimiento y la gestión de activos de tu empresa hoy mismo!